terça-feira, 22 de maio de 2012

A HISTÓRIA DA FAMÍLIA FUGGER

Historia de la Homeopatía La Historia de la Homeopatía se inicia en el origen mismo de la Medicina. El primer médico que se le considera como tal fue un asklepiades de la isla de Cos, llamado Hipócrates, que en su Natura Morborum Medicatrix propuso que la Medicina, para curar, lo primero que tenía que hacer era no dañar (Primus non nocere). También dejó bien claro que las enfermedades pueden ser curadas por medio de medicamentos que tengan sus mismas propiedades (Similia similibus curantur). En el mismo tratado enunció otro principio, en el que afirmaba que podían ser tratadas por los que tienen las contrarias (Contraria contraribus curantur). Hipócrates, padre de la medicina, vivió en la citada isla los siglos V y IV a.E.C. Fue sucedido en su paternidad por Galeno quien tomó de aquellos principios solo uno, prefiriendo lo fácil y decidiéndose por el de los contrarios. Nada podemos achacarle pues es una característica del ser humano. Pero, para seguir con nuestra historia, hemos de llegar a otro personaje singular llamado Theophrastus Bombastus von Hohenhein, conocido también como Paracelso, quien trató de curar la antracosis y silicosis de los mineros de las minas de los Fugger, atribuyéndolas a la inhalación del polvo de la mina. Todas estas observaciones son anotadas y publicadas en un libro titulado Von der Bergsucht un anderen Bergkrankheiten. Allí se pregunta si esas sustancias tan nocivas para el organismo, no serán susceptibles de curarlo. Pero la Homeopatía como tal aparece con Samuel Christian Frederic Hahnemann. Había nacido en Dresden en 1755 y se graduó en Medicina y Cirugía el año 1776. Hahneman ejerció como médico pero con el tiempo sintió vacilar sus convicciones científicas ante el magro potencial terapéutico de aquella época en la que a los purgantes y catárticos, propuestos por el Corpus Hipocráticus para lograr la katrasis del cuerpo humano, apenas se habían agregado sangrías y lavativas. Gran políglota, hablaba francés, inglés, español, sirio, latín, griego, hebreo y árabe, en forma fluida, dedicó su tiempo a la traducción de libros extranjeros. Traducía una obra del escocés William CULLEN cuando, al llegar a la corteza de quina, le llamó la atención la afirmación de que actuaba por las propiedades roborativas que ejercía sobre el estómago. A Hahnemann aquello le llamó la atención pues recordaba que cuando fue tratado con grandes dosis de quinina para curar una fiebres tercianas, lejos de fortalecer su estómago se lo había debilitado provocándole un principio de gastritis. Decidió experimentar por él mismo y se sometió a un tratamiento con grandes dosis de quinina durante varios días. Entonces, en vez de sentir fortalecido su estómago, sintió una serie de molestias que le recordaron a las fiebres tercianas que él había sufrido: Brotes febriles, sed, enfriamiento de las extremidades, debilidad, angustia y somnolencia. Entonces escribe: Los remedios que curan las fiebres recurrentes provocan una especie de fiebres. Continua sus experimentos en él y sus amigos y decide t ratar las enfermedades aplicando medicamentos similia a dosis muy bajas. Con el tiempo observó dos cosas: que cuanto más baja era la dosis, más potencia curativa tenía y que cuando se lo administraba al enfermo en su casa, era más potente que cuando se lo administraba en su consulta. Observando, llegó a la conclusión de que este último efecto era producido por el movimiento del caballo con el que se desplazaba para efectuar sus visitas y decidió aplicarlo en el momento de la fabricación. Así nace la dinamización. En 1810 publica el Organon del Arte de Curar y tras muchas vicisitudes que son de sobra conocidas muere en Paris el año 1843. Sus restos descansan en el cementerio Pére Lachaise de dicha ciudad. Hay tres médicos que frecuentemente se olvidan al hablar de la Historia de la Homeopatía, pero que sin duda tienen gran influencia en el desarrollo de la misma. El primero fue Semen Korsakov (1788-1853). Noble ruso nacido en las cercanías de Moscú, fue amigo personal de Hahnemann con quien se carteaba. Es inventor del método de frasco único para fabricar medicamentos homeopáticos que ahorra material en tiempos carenciales y da lugar a las diluciones que llevan su nombre, empleando diluciones muy altas. El doctor Alexander Kotok, autor de La historia de la Homeopatía desde el surgimiento del Imperio Ruso hasta nuestros días, añade en uno de sus escritos que no parece verosímil que Korsakov inventara su método por la dificultad de utilización de frascos en el frente de batalla ya que toda su vida ejerció como funcionario del Ministerio del Interior sin salir jamás de su propiedad en Tarusovo donde efectuó todas sus investigaciones. Ésta parece ser una obsesión en su trabajo, el ahorro de material, pues ensayó un método que aboga también por colocar un gránulo medicamentoso entre un gran número de gránulos inertes y aquel transmitirá a éstos su poder curativo. En uno de sus tratados, Sobre la Farmacia de Bolsillo, carta dirigida a Samuel Hahnemann, recomienda impregnar los gránulos en el momento de la preparación, permitiendo así transportar los gránulos ya impregnados en frascos, en contra de la opinión de Hahnemann que recomendaba impregnar los gránulos en el momento de la utilización. Publicó numerosos tratados, sobre todo sobre el cólera, hasta su muerte en Tarusovo. El segundo homeópata que nos ocupa es Constantino Hering (1800-1880), conocido como el padre de la Homeopatía norteamericana. Nació el 1 de enero de 1800 en Oschatz, Alemania. Antes de emigrar a los Estados Unidos estudió los escritos de Hahnemann con el fin de refutar la legitimidad de la homeopatía. Mientras enseñaba en la Universidad de Leipzig, Alemania, tuvo un cambio de parecer al recibir tratamiento homeopático por una herida seriamente infectada Quizá su aportación más importante sea la Ley de la Curación de Hering, basada en tres observaciones: 1.- El cuerpo tiende a exteriorizar las dolencias. Hering notó que emergen 2.- Los síntomas desaparecerán en orden inverso a su aparición en el cuerpo. Por lo tanto el paciente re-experimentará los síntomas en el proceso curativo. 3.- El cuerpo cura desde dentro hacia fuera, de arriba hacia abajo y de los órganos más vitales a los menos vitales. Otra aportación de Herign fue el descubrimiento, durante un viaje a Sudamérica, de la Lachesis como importante remedio curativo. Además utilizó nitroglicerina (glonoinum) 30 años antes de su utilización en la alopatía. Irónicamente murió de un ataque al corazón regresando a casa tras una visita domiciliaria. Otro insigne homeópata es James Tyler KENT, (1849-1916) que ejerció en Saint Louis, Missouri, conocido por su singular sentido de la repertorización y por su Repertorio, el más usado hoy en día. Utilizó diluciones muy altas y múltiplos de tres y continuó desarrollando cuadros constitucionales de pacientes hasta su muerte. Homeopatía en España Aunque hubo antes algún que otro médico que practicó la homeopatía aprendida en sus viajes, se puede decir que la primera implantación, con continuidad y creación de escuela, de esta disciplina se produce en la ciudad de Badajoz, en aquellos tiempos capital de la Extremadura. Lo debemos a Don Prudencio Querol, médico de aquella ciudad que ya en 1808 había curado al favorito Godoy de las lesiones recibidas en el motín de Aranjuez. Este médico recibía la Revista de Edimburgo y por ella tuvo conocimiento de la nueva técnica. Puesto en contacto con el conde de Desguidi, de Lyon, y ya 1833,con los pocos medios con que contaba, Camphora, Ipeca, Cuprum y Veratrum, hizo frente con notables resultados a una epidemia de cólera. Don Prudencio fue formando discípulos, entre los que se encontraba el farmacéutico D. Juan Manuel Rubiales, y cristalizando un núcleo homeopático que poco a poco se fue extendiendo al resto del país. Entre sus pupilos cabe destacar a Don Pedro Rino y Hurtado que con sus muchas publicaciones, principalmente a través de la gaceta Homeopática de Madrid, fue atrayendo a varios compañeros hacia la disciplina para acabar formando la Sociedad Hahnemannniana Matritense. Y ya que hablamos de esta sociedad no cabe menos que recordar la figura de D. José Núñez y Pernía, Marqués de Núñez, nacido en 1805 en Benavente, Zamora. Hijo de una familia que llevaba el título de Marqueses de los Salados, en la Primera Guerra de Sucesión tomó partido del infante D. Carlos por lo que tuvo que emigrar a Francia donde, desilusionado por la política, renunció a ella Se matriculó en la Facultad de Medicina de Burdeos, conoció las teorías de Hahnemann y las puso en práctica. Una vez trasladado a España, revalidó los estudios de Medicina y se graduó en la Facultad de Medicina de Madrid en 1844. Alcanzó tal prestigio personal que fue nombrado médico personal de la reina y de algunos infantes. En 1846 un grupo de homeópatas, con el fin de aunar criterios, fundan la Sociedad Hahnemanniana Matritense de la que Don José es nombrado presidente. Una de las primeras metas que se propuso esta sociedad es la consecución de una clínica homeopática y la solicitan al gobierno. En enero de 1850 se dicta una Real Orden para el establecimiento de una clínica y una cátedra de medicina homeopática. En enero de 1865 se dicta otra para poner en práctica lo anterior que aún dormía el sueño de los justos en un cajón. Aunque ésta era mucho más amplia y generosa se propuso esta sociedad es la consecución de una clínica homeopática y la solicitan al gobierno. En enero de 1850 se dicta una Real Orden para el establecimiento de una clínica y una cátedra de medicina homeopática. En enero de 1865 se dicta otra para poner en práctica lo anterior que aún dormía el sueño de los justos en un cajón. Aunque ésta era mucho más amplia y generosa, se instó al Ministerio de la Gobernación a que corriera con los gastos de instalación y la estancia de los enfermos, por lo que la suerte que corrió fue la misma que su predecesora. El gobernador de Madrid dijo que no tenía ni locales ni presupuesto para ello, ahora que tenía cubierta la beneficencia, y que el hospital en cuestión no formaba parte de ese servicio de la Administración Pública. Pero la Sociedad Hahnemanniana Matritense no estaba dispuesta a rendirse. Cerradas las puertas de la Administración pública, recurren a la suscripción popular y gracias a ella, el 26 de mayo de 1873 se abren las puertas del Hospital Homeopático de San José que, tras muchas vicisitudes durante la postguerra española, sigue prestando sus servicios en la calle Eloy Gonzalo de la capital española. Y en esa capital, en la Real Farmacia de Palacio Real, pueden verse, junto a un botiquín homeopático perteneciente a la Reina Isabel II, los útiles empleados en la fabricación de medicamentos homeopáticos. Sería injusto olvidar a la institución decana de la Homeopatía catalana, la Academia Homeopática de Barcelona. Todos los años, coincidiendo con el aniversario del nacimiento de Hahnemann, un grupo de médicos se reunía en un banquete y fue en uno de éstos, el 13 de abril de 1890 que se inicia la andadura de la Academia como tal, ya que su gestación llevaba ya unos siete años en marcha. Al igual que la Sociedad Madrileña, su anhelo era la construcción de un hospital en el que se pudieran atender a los menos favorecidos con ésta terapéutica. El Hospital del Niño Dios había sido inaugurado el 30 de marzo de 1892 reservándose para atender alopáticamente a niños pobres y enfermos. Durante el invierno de 1901 una epidemia de difteria asoló el hospital y la sociedad que lo sufragaba, atendiendo a las peticiones de la Condesa de Moy, Presidenta de la sociedad, le da su dirección al Dr. Giró, discípulo del Dr. Sanllehy, presidente de la Academia. Así, el 1 de abril de 1901, el Hospital se convierte en el segundo homeopático de España. Pero la Homeopatía española habría de pasar aún por malos momentos. La Guerra Civil, como con otras muchas ilusiones y esperanzas, la soterró hasta su recuperación con la llegada de las libertades, si bien es cierto que continuó ejerciéndose en distintos puntos del país. Hoy en día, nuestra homeopatía está floreciendo de nuevo, intentando alcanzar metas que nunca se debieron de perder. Fotografías por cortesía de Homéopathe International COPYRIGHT AUTOR DO TEXTO

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